La libertad de expresión se ha convertido en la nueva teoría de los dos demonios: el Estado burgués y las patronales audiovisuales y de prensa.
Por un lado, el gobierno y su proyecto erigido como monumento a la diversidad y la pluralidad, muestra su verdadero rostro con el conflicto de Kraft. Ni una sola imagen de la represión, ni una sola voz de los trabajadores, pero sí “fútbol para todos”. O sea, mucho circo para tapar a los compañeros que las multinacionales imperialistas, en connivencia con la rancia burocracia sindical “nacional y popular” van dejando sin pan.
Por otro lado, los monopolios de las comunicaciones, tras ver cumplido su reclamo para el despeje de la “vía pública” dejando de lado rencores con el oficialismo, volvieron a la carga contra sus trabajadores con la excusa de la ley de medios. Y se vino con todo.
TyC Sports anunció un recorte de personal en las primeras semanas de octubre como consecuencia de la “expropiación” del fútbol, lo que trajo aparejado que “los proveedores de cable dejaron de pagar la tarifa que cobraba la empresa por figurar en sus grillas de programación. Eso incluye a Cablevisión y Multicanal” (Crítica, 27/9). Según ese diario, más del 50% de los trabajadores tienen comprometidos sus puestos.
En Cablevisión, los empleados fueron llamados uno a uno por los supervisores para que firmaran las planillas de adhesión, “para garantizar la continuidad de la empresa”.
Lo mismo ocurrió en el Grupo Uno Medios, el emporio periodístico de Daniel Vila, donde en formato de comunicación interna se invitó a los trabajadores a firmar una planilla. “Esperamos contar con vos”, cerraba audazmente el aviso.
Estos grupos, en manos de los dueños del poder, sus amigos y sus testaferros, amasaron una fortuna, durante más de dos décadas gracias a la precarización laboral, la política antisindical hacia los trabajadores y el accionar mafioso sobre las voces independientes.
Claro que no hubiera sido posible sin la complicidad silenciosa del Sindicato Argentino de Televisión, Servicios Audiovisuales, Interactivos y de Datos (Satsaid). Este festival de apretadas y amenazas lisas y llanas, ponen de manifiesto una vez más que el compromiso de “paz social” incluido en el último acuerdo paritario fue un saludo a la bandera de las empresas que, sin el menor reparo, pisotean los derechos de los trabajadores. Así pasaron los despidos de C5N o los despidos encubiertos en “retiros voluntarios” en América TV, Telecentro o el mismo grupo Clarín. Ni hablar de los contratos leoninos avalados para beneficio de las productoras de Palermo o ESPN.
Ni Moyano ni Horacio Arreceygor, secretario general del Satsaid, se han pronunciado en defensa de los puestos de trabajo. Pero sí han abusado de los espacios para atacar la organización independiente de los trabajadores o reclamar radios para los gremios o apoyar el proyecto de ley de Comunicaciones Audiovisuales del oficialismo, proyecto que a la larga juega en favor de los dos demonios.
¿Y la actualización de los convenios colectivos? Como se dijo en PO Nº 1.100, apenas un inciso de toda la ley hace referencia a las “garantías” de los trabajadores audiovisuales, y esa única garantía es la materia que abona el paraíso de la flexibilización y precarización laboral a futuro. Si bien, tal vez, no corresponda a la ley de medios legislar puntualmente sobre condiciones de trabajo, es necesario y preciso que a la par de la renovación tecnológica de las licenciatarias, se haga la revisión y actualización periódica de los convenios colectivos de trabajo (CCT). Sólo así se respetarán las “incumbencias y encuadramientos profesionales de los trabajadores conforme la actividad principal que desarrolle la licenciataria”, de cara a la convergencia tecnológica que, en este caso, inevitablemente hará confluir al Satsaid y Foetra.
Nos urgen la necesidad de discutir en asambleas la actualización de los CCT, la unificación de las paritarias de ambos convenios (cable y televisión abierta), el pase a planta permanente de los compañeros tercerizados, pasantes y jornaleros, el reparto de horas y el cese de suspensiones. Pero, sobre todo, necesitamos impulsar una asamblea general de todos los trabajadores de la televisión para establecer un plan de acción contra los despidos que se están cocinando en la televisión por cable, sobre todo, el de los compañeros de TyC Sports que significan un banco de pruebas en todo el sector como consecuencia de la lucha encarnizada entre los monopolios, las camarillas del poder y sus gerentes políticos por el control de los medios audiovisuales.
Agrupación Fibra Obrera
viernes, 9 de octubre de 2009
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