miércoles, 17 de octubre de 2007

RESEÑA HISTORICA CABLEVISIÓN - MULTICANAL

Siempre escuchamos que el régimen capitalista busca "asegurarse" la competencia; pero eso no le cabe a los medios de comunicación, pilares importantes de este sistema, para mantener el control de la opinión pública y así, su impunidad. La crisis del capital establece otro orden de cosas que a continuación se detalla en una nueva entrega de "El Capital Nacional a tu Servicio" parte 2º.
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La historia dice que ni Multicanal ni Cablevisión representaron ser mutua competencia. Más bien se trató de un acuerdo implícito por el cual las dos iban contra terceros y por terceros competidores. De hecho, estos últimos efectuaron denuncias en la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia por prácticas de mercado improcedentes que fueron descartadas por el momento desde la Casa Rosada; el año electoral y la necesidad de manipular a la opinión pública a favor de los Kirchner plantea una serie de acuerdos en donde tanto el gobierno como el Grupo de Ernestina de Noble salen beneficiados.
Como para muestra basta un botón, nótese por qué aquellas denuncias de los pequeños distribuidores de cable tenían asidero: el propio establishment que realizó la operación se encargó de corroborarlo cuando anunciaron que el primero de los pasos en la operación fue que el Grupo Clarín y Fintech incrementaron las participaciones que ya tenían en CableVisión. Esto, comprando acciones del fondo estadounidense Hicks, Muse, Tate & Furst (firma de reconocido vuelo especulativo) y de accionistas minoritarios. El segundo paso fue la incorporación de Multicanal, con el ingreso de Fintech como accionista, y la reducción de la participación del Grupo Clarín en la misma.

En Fibra Obrera Nº 1 mencionamos el rol protagónico jugado por el fondo buitre Fintech Advisory, lo que no mencionamos es que una eventual crisis con síntomas como los de 2001, el Grupo Clarín podría perder a su principal socio y como consecuencia dejar a una gran cantidad de trabajadores en la calle.

Para entender un poco la fusión de estos días hay que viajar un poco en el tiempo: Cablevisión había nacido con una sola señal propia, el Canal 5 de La Lucila y a fines de 1982 fue adquirido por Eduardo Eurnekian. En 1994, Eurnekian vendió la compañía a TCI en US$ 750 millones, el valor más alto pagado por una compañía argentina hasta ese momento. La operación fue posible por el acuerdo de inversiones recíproco firmado entre el Gobierno argentino (Carlos Menem) con el de EE.UU. (George Bush padre) ese mismo año. En plena vorágine neoliberal Cablevisión volvió a cambiar de dueños. En 1997, el CEI, un fondo de inversión liderado por el Citibank, se quedó con la parte de TCI y lo que aún conservaba Eurnekian. Más tarde ingresó Telefónica Internacional que compartió el control con el CEI. En 1998 fue el turno del fondo texano Hicks, Muse, Tate & Furst. Después hubo divisiones, ingreso de más socios hasta que Hicks, por un lado y Liberty Media por otro dividieron la propiedad de Cablevisión. En 2005, Liberty vendió su 50% a Fintech y este a su vez, el 25% al Grupo Clarín.

En el medio, crisis del 2001, el estado ayudó a la licuación de deuda de Cablevisión y del Grupo Clarín, lo que le permitió a éste último tomar la mayoría del paquete accionario. Eso sí, por las dudas, cada una de las sociedades y marcas sigue manteniendo su identidad a través de un Comité Ejecutivo que tiene doble cabeza: el gerente general de CableVisión y el gerente general de Multicanal. Esta medida es la "letra chica" de un remedio que aún tiene muchísimos interrogantes abiertos.

¿Quién pone el precio del servicio de TV por cable?
Queda en manos del Grupo Clarín que en territorios importantes como Capital Federal y Gran Buenos Aires queda con el control del 65 % de los abonados.
La propia ley de mercado llevó al grupo a anular la competencia para lograr así mejores ganancias. Con lo cual el valor del servicio será al antojo de la Noble y compañía.

¿Aumentará la penetración de los servicios de Banda Ancha por cable en los hogares?
El tan vociferado crecimiento de la oferta de Banda Ancha con acceso a Internet, cuya penetración por parte de las cableras es apenas superior al 25%, encuentra una limitación en el propio capital; la nueva megafusión entre las empresas de telefonía, con la venia del gobierno otra vez jugando a dos puntas y con una inserción del 73% en servicios de Internet establece un punto de inflexión que debe mantener alerta a los trabajadores.
Las reestructuraciones siempre implicaron para el trabajador más desempleo, más contrato basura, mayor precarización laboral.
Lo cierto, es que la única penetración que aumenta es la que el mercado le impone a la sociedad y que el mismo gobierno permite, sostiene y brega desde esa suerte de capitalismo popular que impulsa con su lavado discurso progre.

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